Hay viajes que te cambian la vida, completamente. Lugares que se meten dentro de ti casi desgarrándote, clavándote en la tierra, como si le pertenecieras. Tinos, una isla de las Cíclidas, el viento, el azul penetrante del mar Egeo, el sol naranja, el silencio de la naturaleza, 195 km de púrpuras, dorados, verdes, marrones y azules.
Me fui de Barcelona huyendo de mis errores, de todo el dolor que infligí, de la culpa de herir a otras personas, de tener que superar por enésima vez el dolor de la pérdida. Por meses sin hablar, lloraba por dentro, sintiendo cada movimiento en cámara lenta, esperando el día en que me sintiera mejor. Así que me fui a otro país, otro lugar dónde yo no existiera en mi pasado, solo una mujer de paso. Y así encontré Tinos y la isla me encontró a mí.
Me fui de Barcelona huyendo de mis errores, de todo el dolor que infligí, de la culpa de herir a otras personas, de tener que superar por enésima vez el dolor de la pérdida. Por meses sin hablar, lloraba por dentro, sintiendo cada movimiento en cámara lenta, esperando el día en que me sintiera mejor. Así que me fui a otro país, otro lugar dónde yo no existiera en mi pasado, solo una mujer de paso. Y así encontré Tinos y la isla me encontró a mí.